Manías gastronómicas
Nos relacionamos de mil y una maneras con la comida, una diversidad de la que apenas se habla
Dicen las leyendas familiares que yo era una niña que comía muy mal. Que me eternizaba delante de un plato y podía pasarme dos horas sin acabarlo. Apenas lo recuerdo, porque sucedió sobre todo en la primera infancia, digamos que hasta los cinco o seis años. Nada que ver con la anorexia, que se manifiesta más tarde. Por cierto, me da la sensación de que últimamente se habla muy poco de este trastorno de la alimentación, que estuvo tan en primera plana hace unos años. Es como si la pandemia hubiera trastocado nuestra mirada sobre todas las cosas.
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