Por qué a Torres le importa más bien poco que Cuerpo frene la fusión BBVA-Sabadell
El mercado descuenta fórmulas para que la entidad vasca desguace e integre poco a poco la vallesana sin necesidad de una liquidación societaria
Corría el mes de mayo y el BBVA anunciaba su intención de absorber el Banco Sabadell. Planteaba una operación de compra no precisamente amistosa para el consejo de administración de la entidad vallesana. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tardaba apenas horas en reaccionar y dejaba claro el sentir del Gobierno. “Rechazamos la operación, esta opa hostil, tanto en la forma como en el fondo, por los efectos lesivos potenciales que puede tener”. Y se centraba en tres. En primer lugar, en lo que el proceso introducía de incertidumbre. En segundo, en términos de reducción de la competencia en el sector financiero y, finalmente, vinculado a lo anterior, en el impacto de la integración en la “cohesión territorial” y en la “vertebración del territorio”. Casi cinco meses después del movimiento, el ministro no se ha movido un ápice de ese planteamiento. No lo ha hecho en público, que es lo que toca, pero tampoco en privado, según cuentan quienes le conocen bien. No ha dejado, por ahora, una sola rendija abierta a la esperanza. Y el Ejecutivo, vía consejo de ministros, tiene la ultima palabra a la hora de autorizar la fusión. Pintan bastos.
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