Por un turismo que nos permita vivir
Los esfuerzos y los recursos dedicados al sector turístico deben ponerse al servicio de los vecinos y no de la especulación inmobiliaria
Desde el año 1980, cada 27 de septiembre se celebra el Día Internacional del Turismo. Si en el pasado esta jornada sirvió para reivindicar los beneficios económicos, sociales o culturales del turismo, medio siglo después solo podemos tomarla como una oportunidad para denunciar los excesos de una industria fuera de control, cuyo crecimiento se ha vuelto contraproducente y destructivo: una industria que para seguir prosperando expulsa a los vecinos y vecinas de sus casas y sus barrios, se apropia del espacio público que es de todos y convierte el patrimonio de nuestras ciudades en el negocio privado de una élite de privilegiados: grandes propietarios, turoperadores, inversores internacionales.
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