Presas eliminadas, vedas de pesca y un DNI del pez: el Bidasoa desafía la debacle global del salmón
Los logros en el río del norte de España no ocultan el declive de una especie amenazada en toda Europa por el cambio climático, la contaminación y problemas en el mar aún desconocidos
Un salto, otro más... el salmón (Salmo salar), recién llegado de alimentarse en el océano Atlántico, insiste e insiste: debe remontar el río donde nació para reproducirse, pero no puede superar el muro de la presa que tiene delante. Y si lo logra, se topará con otras; el camino parece una yincana. “La mejor ayuda que le puedes ofrecer a un salmón y otras especies migradoras es hacer más accesible la cuenca, eliminar presas y azudes en desuso y, si no se puede, construir pasos para los peces [una especie de escaleras de peldaños menos empinados o rampas]”, explica el biólogo José Ardaiz, técnico de Gestión Piscícola del Gobierno de Navarra. De los 173 obstáculos (sobre todo presas y azudes) que existían en la cuenca del Bidasoa, 45 se han eliminado, 63 continúan siendo infranqueables, 17 muy complicados de pasar y 48 son accesibles. Aunque queda camino por delante, han logrado que el salmón ocupe prácticamente el 100% de la zona potencial estimada para la especie en el cauce principal.
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