Rusia transforma su economía para adaptarla a una guerra larga pese a empobrecer a la población
El banco central sube los tipos de interés al histórico 21% tras advertir que el enorme gasto bélico impulsa la inflación. Las sanciones occidentales no han logrado tumbar la economía del país
Rusia está preparada para proseguir la guerra contra Ucrania durante más años, incluso si ello hunde en la pobreza a sus ciudadanos. La inflación crece sin freno mientras el Kremlin quema el dinero que recibe de los hidrocarburos en su ejército y sus fábricas de armas. Las empresas no encuentran trabajadores y casi todo se importa de fuera. Incapaz de atraer empleados, el sector privado se ve obligado a pagar salarios fuera de mercado. “La desviación ascendente de la economía rusa respecto a un crecimiento equilibrado sigue siendo significativa. Prueba de ello es la elevada presión inflacionaria”, ha advertido este viernes el banco central de Rusia al subir los tipos de interés al 21%, su máximo histórico bajo el putinismo, una frontera que no esperaba cruzar en sus previsiones. “El Banco de Rusia admite la posibilidad de subir la tasa en su próxima reunión”, ha advertido el organismo dirigido por Elvira Nabiúllina, la economista que salvó al Kremlin del colapso al inicio de la guerra.
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