¿Se acabó tener retrete en el baño? Por qué ha llegado la hora de pasarlo a otra habitación
Frente a la concentración habitual en un mismo espacio, la arquitectura reivindica la separación de los sanitarios ‘a la francesa’ para facilitar su utilización paralela, mejorar la higiene y evitar olores
Es un clásico tanto de familias numerosas como las que no lo son tanto. A primera hora, alguien se levanta, accede al baño, cierra la puerta y los minutos pasan con lentitud para el resto, que esperan impacientes. “Cuando éramos pequeños mi hermano entraba y podía tardar una hora en salir”, recuerda el arquitecto Gonzalo Pardo. El coste de las instalaciones, el ahorro de espacio y la tradición cultural han hecho que la inmensa mayoría de viviendas de España unifiquen bañera, inodoro, lavabo y bidé (cuando existe) en una misma habitación. Tiene ventajas, pero también desventajas. La principal: dificulta la simultaneidad de usos, salvo para quienes la intimidad y los olores sean conceptos sin importancia. Por eso especialistas como Pardo diseñan cada vez con más frecuencia baños donde la ducha está en un lugar y el retrete, en otro, lo que permite su utilización a la misma vez. A veces, incluso, el lavabo está separado físicamente, lo que añade un tercer uso paralelo. “Higiene, acústica, olor, espacio. Son todo ventajas”, afirma Pardo.
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