Sobre jardinería emocional: “Hoy seguimos mirando al cerezo y recordamos al abuelo”
¿Hay algo más evocador que el olor de un galán de noche o los colores de los gladiolos? La horticultura permite vincular ciertas plantas con los seres queridos que ya no están y hace de ellas un tesoro de valor incalculable
Nunca se sabe dónde va a acabar aquella planta que hoy cultivamos. La raíz de un ciruelo (Prunus domestica) crece hoy, para hundirse hasta donde el terreno le permita. Sus hojas se desenvuelven incansables, superando los momentos difíciles y los más benignos. Vincular ciertas plantas con los seres queridos hace de ellas un tesoro de valor incalculable, hermoso, frágil y temporal, como nosotros mismos.
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