Usar las mascotas en publicidad tiene sus límites
Las productoras deben pactar un acuerdo laboral en el que se incluyan condiciones que garanticen el bienestar de los animales
Los animales de compañía son una de las mayores debilidades del ser humano. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 43% de los hogares en España tiene una mascota y ocho de cada diez les considera como parte de su familia. La presencia de un animal de compañía también ha llegado hasta el mundo digital, en el que muchos animales cuentan con perfiles en redes sociales, algunos con millones de seguidores. La habilidad de los animales para conectar con la audiencia los ha llevado a convertirse en influencers o, mejor dicho, petfluencers, en una sociedad en la que, en base a los datos del INE, ya hay más perros que niños en las viviendas.
Opciones baratas
El uso de la inteligencia artificial (IA) gana peso en las campañas. Las mascotas virtuales no tienen horario, son baratas y no corren ningún riesgo. “La opción de utilizar animales generados por IA es una buena alternativa para aquellos casos en los que, con carácter general, no pueda garantizarse o existan dudas sobre si se está causando angustia, dolor o sufrimiento al animal”, señala Agustín Alguacil, abogado de Elzaburu. En opinión del experto, “el hecho de que la generación de vídeo e imágenes de animales con IA vaya siendo cada vez más asequible, es algo favorable para la industria y, sobre todo, para los propios animales”.
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