‘Winter is coming’
Una primera lectura europea del resultado en EE UU puede dar la impresión de que la victoria trumpista dará alas a la ultraderecha. Pero también puede ser la más eficaz vacuna frente a ella
Señoras y caballeros, bienvenidos a la nueva era. El país más poderoso del mundo acaba de votar al personaje más caprichoso, falso, imprevisible y amoral que jamás haya aparecido en el escenario político de un país de democracia avanzada. Con él gana la masculinidad más rancia y casposa, el desprecio hacia las minorías, el supremacismo blanco, la apología del dinero y el vituperio de la solidaridad y la igualdad. Ganan los Elon Musk y los Hulk Hogan, los matones, (y fuera de Estados Unidos también los Putin y Orbán de este mundo); pierde el resto, aunque no lo sepan e incluso lo hayan votado. Porque, sobre todo, pierde la democracia. El peor mensaje que emite esta elección, que giraba en torno a ella, es que esta forma de gobierno no está entre las prioridades del pueblo que se considera a sí mismo como su cuna, el supuesto land of the free, la tierra de la libertad. El hecho de que los republicanos hayan barrido en el Senado y puedan ganar también la Cámara de Representantes —su más alto tribunal ya lo tenían— hará que nuestro curioso personaje pueda gobernar sin apenas oposición. Una democracia, la más poderosa, va a ser erosionada desde dentro. Y de la forma más eficaz posible, contando con el beneplácito de quien se supone que es el soberano. Hemos caído de golpe varios escalones en nuestro proceso civilizatorio.
¿Cuál es tu reacción?