20 años de un suicidio por acoso escolar: el dolor y la angustia de Jokin no eran cosas de niños
El ‘bullying’ en las escuelas sigue sin recibir una atención prioritaria en España dos décadas después de la muerte del joven de 14 años en Hondarribia
Al principio, nadie sabía lo que había pasado. Solo que el niño había desaparecido. Se había esfumado. Recuerdo perfectamente las primeras llamadas, mi madre al teléfono: “Jokin no ha ido al colegio, no aparece, llevan tiempo buscándole, no está en ninguna parte, es todo muy raro”. Pasaban las horas. En cada llamada sin noticias aumentaba la preocupación. Hasta que, por la tarde, llegó la peor de todas. Debajo de la muralla de Hondarribia, oculto entre el césped, había aparecido su pequeño cuerpo de 14 años sin vida. No había sido un accidente. Jokin había salido a escondidas de su casa cuando todos dormían, había cogido su bici y conducido a un lugar muy alto para lanzarse al vacío sabiendo que no sobreviviría. ¿Por qué? Porque no quería ir al instituto. Porque no pudo soportar el inmenso dolor que le producía imaginarse allí.
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