Caballero se resiste a colocar un monumento a la insurrección obrera de Vigo de 1972 por exhibir una estrella roja
La escultura dedicada a la huelga masiva que hizo temblar al franquismo languidece desde hace dos años en una cantera. El alcalde socialista cree que puede causar “cierta desautorización social”
El clímax de la lucha obrera en el corazón industrial de Galicia se alcanzó en septiembre de 1972. Una huelga masiva en la planta de Citroën y en los astilleros de Vigo provocó 5.000 despidos, centenares de detenidos y torturados, y la toma y cierre de la ciudad por la policía franquista. Pararon más de 15.000 trabajadores de distintos sectores en solidaridad con los operarios represaliados en la factoría de coches por pedir descansar los sábados. Margarita Rodríguez Montes era una de las líderes de la protesta organizada en la clandestinidad por CC OO y el Partido Comunista. Tenía 24 años y daba el callo en una gran empresa de cerámica. Acabó despedida y entre rejas, pero su tenacidad y la de sus vecinos hizo temblar al régimen. “La dictadura tomó ahí conciencia de su caída. La solidaridad fue espectacular. Las pescaderas entregaban bolsas de comida para los huelguistas y la gente abría las puertas de sus casas a los que huían de las cargas policiales”, recuerda con emoción.
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