Candidato Donald Trump: la resiliencia de un líder al que ni el descrédito ni las condenas hacen mella
El aspirante republicano ha convertido cada revés judicial, empresarial o mediático y las polémicas por insultos racistas en sus mítines en una oportunidad de oro para recaudar dinero y votos
Aunque lograra su propósito y fuera reelegido, Donald Trump volvería a la Casa Blanca con una espinita clavada. Nueva York, la ciudad de sus amores, la sede de su imperio, el banquillo en el que se le ha juzgado y condenado, le sigue viendo como un cuerpo, más que extraño, extemporáneo. El recelo quedó patente tras el mitin del republicano el domingo pasado en el Madison Square Garden, con el que pretendía poner un broche de oro a la campaña. La catarata de insultos racistas que desgranaron sus teloneros —una treintena, con Trump todo es a lo grande— le robó el show y el magnate, que se jacta de haber contribuido al fulgor de la ciudad que le desdeña, vio cómo el estruendo de la polémica acallaba su mensaje.
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