Castañeras en otoño, los últimos ‘foodtrucks’
El ser humano tiene que preparar sus alimentos para hacerlos aptos para un sistema digestivo frágil. Esta necesidad ha derivado en una compleja cultura en torno a la comida que habla de todo, incluso de los cambios de estaciones.
Cocinar es la acción pequeña y sencilla de preparar los ingredientes para ser comidos. Los seres humanos cocinamos porque no somos orugas, babosas o cabritos, y no tenemos un sistema digestivo preparado para pararnos a mordisquear la primera hierba que asoma en una grieta de la acera. No tenemos el equipamiento estomacal de los rumiantes, ni los incisivos de los conejos, ni el buche rompepiedras de las gallinas, ni los poderosos ácidos gástricos de los buitres carroñeros. Tampoco tenemos la autonomía de las plantas: no sabemos comer la luz del sol.
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