Contrarreloj para limpiar Paiporta: “Ayer el lodo aún nos llegaba a las rodillas”
Con mascarilla y guantes en mano, cientos de voluntarios apuran la limpieza de los pueblos afectados, ante el riesgo de contaminación de las aguas estancadas
Malos olores constantes, 15 centímetros de lodo y dos montañas de escombros de casi dos metros de altura aguardan frente a la casa de Ana Mateu. Cómo la mayoría de los vecinos de Paiporta, esta mujer de 33 años, lamenta la crítica situación del pueblo seis días después de la tragedia. La dificultad por mover los escombros más pesados —muebles, electrodomésticos, y enseres que los habitantes han logrado sacar de sus casas— sigue retrasando las labores de limpieza. Hay zonas de la localidad donde la maquinaria pesada no ha llegado y los vecinos advierten del peligro que supone el estancamiento de las aguas, que en algunas partes del pueblo se entremezcla con los desechos orgánicos provenientes de viviendas y bares. En otras, el alcantarillado está desbordado, por lo que el fango de la lluvia se mezcla con aguas fecales. “Si no morimos ahogados, vamos a morir por las infecciones”, lamenta Mateu.
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