Diseñar la rutina: la semana de la moda de Milán apuesta por convertir las prendas realistas en objetos de culto
La sinceridad sin estrategias de Bottega Veneta y el esplendor de lo natural en Gucci dan a entender que el lujo busca remontar ventas apostando por mezclar lo comercial con lo creativo. Y luego está Madonna, protagonista absoluta de la colección de Dolce & Gabbana, que no necesita explicación
Hacer de lo ordinario algo extraordinario. La típica frase manida y poco realista que, sin embargo, cobra otro sentido cuando se aplica a la moda. Más ahora, cuando por primera vez en décadas el lujo se enfrenta a una caída de sus ventas debida, en parte, a la ralentización del consumo en el mercado asiático. Las grandes marcas parecen estar probando con distintas estrategias, comerciales y estéticas, para poder mantener su ya de por sí abultada facturación anual. En lo comercial parece ser casi unánime la decisión de subir los precios, estrechando su nicho de mercado a un cliente más minoritario y más rico. En lo estético, y tras probar en las temporadas pasadas con el llamado lujo silencioso, esto es, con los diseños muy básicos y discretos de calidades extraordinarias y precios desorbitados, esta vez, y a juzgar por lo visto en las últimas jornadas de la semana de la moda de Milán, la idea pasa por convertir las prendas realistas y cotidianas en objetos de culto. La rutina elevada por el diseño, al menos para aquellos que pueden permitírselo.
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