Norris se gusta; Verstappen, se calienta en el GP de Singapur
Arrollador triunfo del británico, que sigue a la caza del holandés. Sainz, séptimo y Alonso, octavo
Que Max Verstappen tiene la mecha más bien corta es algo que parecen tener claro todos los habitantes del paddock de la Fórmula 1 menos la cúpula de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que no podía elegir peor momento que este para hacerle la puñeta al actual campeón, más vulnerable que nunca por el coche que conduce y por el brío con el que llegan los rivales, sobre todo McLaren. Tras dos temporadas en las que ha pasado el rodillo con el holandés al volante, Red Bull está contra las cuerdas, una impresión que va más allá de los números y las estadísticas recientes. Verstappen lleva sin ganar exactamente tres meses, desde Montmeló. Una sequía muy ilustrativa de la desorientación por la que ha pasado la escudería del búfalo rojo, desnortada desde que arrancó el curso; primero por el escándalo que a punto estuvo de costarle el puesto a Christian Horner, su director; y después por la fuga de algunos elementos clave de su estructura, como Adrian Newey o Jonathan Wheatley, el responsable de operaciones de pista.
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