Falsos callos: placeres impostores sin casquería para todos los públicos
Si te gusta la cuchara, las especias y las texturas atrevidas pero no las vísceras, estas recetas de callos veganas o marineras son para ti
Aunque no haya nada más castizo que unos callos, lo cierto es que se comen platos de tripas desde China, Filipinas y Europa del Este, hasta América, el Mediterráneo y el mundo árabe. Cambian las especias y el donante -principalmente, vaca, cerdo o cordero-, pero los interiores de los animales, baratos, nutritivos y ricos una vez limpios, son comunes en los mercados urbanos y en las mesas desde la antigüedad. En Roma amaban no solo las tripas, sino también las tetillas y vulvas de las cerdas.
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