Ganar la batalla antes de librarla
Israel ha transformado los sistemas de comunicaciones del enemigo en armas letales para quienes las usaban
Ahora no quedan dudas. Israel ha restaurado su capacidad disuasiva. Gracias a una inteligencia soberbia —quizás la mejor del mundo— y en una sola jugada de engaño tecnológico, ha realizado una gesta militar de las que hacen época. En tres días, ha destruido la logística de mando y control de Hezbolá, neutralizado a un 20% de sus combatientes, sembrado la confusión entre sus seguidores, descabezado la organización y arruinado la confianza en los jefes militares y en el jeque Hasan Nasralá, el líder máximo que había aconsejado tirar los móviles y regresar a los viejos buscas y walkie-talkies. Si empieza la contienda regional tan temida, uno de los dos contendientes entra en combate habiendo sufrido el destrozo propio de quien ya ha sido derrotado.
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