La ansiedad: el enemigo número uno del placer sexual
Este sentimiento es un gran adversario del sexo porque genera cambios corporales que nos alejan del sentir y nos centra en la mente, y no en el cuerpo. La mejor manera de empezar una relación sería desde la tranquilidad y el sentido lúdico, pero hoy vivimos en un mundo con una sensualidad competitiva
El sexo ha tenido tantos enemigos a lo largo de la historia que resulta asombroso que todavía exista. La sexualidad ha sobrevivido, y sigue sobreviviendo, a las religiones, empeñadas en destruir el cuerpo para ensalzar el alma; al puritanismo y a la mojigatería, que no se han extinguido sino adaptado a los nuevos tiempos, como demuestran, por ejemplo, las políticas de contenido de las redes sociales. Pero el enemigo actual del placer tiene menos que ver con organismos externos. Al fin y al cabo, estos eran fácilmente identificables y hasta añadían esa dificultad intrínseca a los grandes logros. No en vano, John Waters sentenció: “Gracias a Dios soy católico, así el sexo será siempre algo sucio”. El adversario del éxtasis está hoy dentro del individuo, se ha infiltrado y tiene un nombre: ansiedad.
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