La dura vida de los temporeros: una exposición recuerda cuando los españoles eran los inmigrantes
Una muestra itinerante evoca con fotografías familiares y documentos el desplazamiento de miles de personas cada año a Europa en la segunda mitad del siglo XX para intentar salir de la miseria
“La cura más grande que hacíamos era mearnos las manos para fortalecerlas”. Vicent Alapont, de Sueca (Valencia), recordaba así los duros tiempos de temporero en el arroz, en la marismeña región francesa de La Camarga. Él fue uno de los miles de españoles que marchaban a Europa para trabajar unos meses en el campo. Ese pasado reciente lo ha estudiado en los últimos cuatro años Sergio Molina García, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), en colaboración con el Seminario de Estudios del Franquismo y la Transición (SEFT). Su interés le viene, en parte, por haber nacido en la localidad albaceteña de Fuente-Álamo, donde “de niño veía que buena parte de la población había emigrado a la vendimia”, incluidos parientes de su padre.
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