‘La infiltrada’: Carolina Yuste y alguna otra cosa meritoria
La directora Arantxa Echevarría cuenta una historia real y lo hace de forma correcta, aunque no apasionante para mis gustos
El tema de La infiltrada inicialmente me atrae. Es cine de acción. Cada vez más escaso y mayoritariamente infame. Y habla de la pesadilla que tuvo en vilo a un país durante décadas. Aterrorizados estábamos todos, aunque algunos mas que otros en función de la cercanía del depredador, con la prolongada barbarie de ETA contra los opresores de Euskal Herria. Y trata en vano de imaginar cuál era la culpa, la encarnación de la represión, el papel de verdugos, de aquellas personas muertas, tullidas y masacradas que recibieron su bíblico castigo por ir de compras un día al Hipercor de Barcelona. Esa matanza de inocentes fue la más cruenta, pero cerca de 900 personas también fueron enviadas al cementerio, fríamente, sin motivos personales, en la perversa existencia del monstruo. ETA mataba todo lo que podía, aunque hubiera querido más sangre. A pesar de sus férreos cuidados, estos profesionales del terrorismo no pudieron evitar la infiltración de la policía. Hasta el momento conocíamos la existencia de El Lobo. Tuvo que haber más. La directora Arantxa Echevarría, alguien que se estrenó venturosamente con la bonita y creíble Carmen y Lola, cuenta en Infiltrada una historia real con el conveniente anonimato de la protagonista y necesarios elementos de ficción en lo que está narrando.
La infiltrada
Dirección: Arantxa Echevarría
Intérpretes: Carolina Yuste, Luis Tosar, Víctor Clavijo, Nausicaa Bonnín, Iñigo Gastesi.
Género: Drama. España, 2024
Duración: 118 minutos.
Estreno: 11 de octubre.
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