La universidad pública agoniza en Madrid
Ninguna falta del adversario puede justificar los excesos propios, y desmantelar, por la vía de los hechos, una de las instituciones fundamentales de nuestra sociedad
La universidad pública madrileña agoniza. Los próximos presupuestos de la Comunidad volverán a no cubrir los salarios de los profesores, lo que supone, de facto, la quiebra de uno de los consensos fundamentales de nuestra democracia. Si el pacto del 78 nos ha procurado el período de concordia más próspero y duradero de nuestra historia, es porque existía un conjunto de cosas que sabíamos que no estarían en riesgo independientemente del color del Gobierno. Basta leer el artículo primero de la Constitución, que establece la condición social y democrática del Estado y que afianza la igualdad como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico, para entender que desproteger a las universidades públicas es tanto como atentar contra las líneas maestras de nuestro acuerdo civil.
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