La vida sonríe a Sonia Gil a los 52 años: 370 euros al mes por un piso público de alquiler en Madrid
La empresa de la vivienda del Ayuntamiento de la capital (EMVS) ha recibido 45.000 solicitantes de viviendas públicas, pero en lo que va de año solo se han entregado 940 por sorteo
Sonia Gil echa un sobre de azúcar a su café en la terraza de una cafetería, al sureste de Madrid. Lo remueve con calma. Disfruta de haberse quitado un gran dolor de cabeza de encima, el de no tener casa a sus 52 años. Desde hace poco más de una semana vive en un piso nuevo de alquiler asequible. Está en La Rosilla, un barrio vallecano, como ella, que nació a pocas calles de allí. Recuerda la zona de cuando era pequeña. “Donde ahora está mi bloque, antes había chabolas”, explica. La Rosilla era uno de los mayores supermercados de droga en el Madrid de los noventa. La mujer enumera todo lo que ha pasado hasta alcanzar cierta paz en su vida. Dos tumores, una artritis reumatoide, un divorcio. Seis mudanzas, la vuelta a casa de su madre con sus dos hijos, las tensiones que allí se generaron. Un trabajo cuidando niños, luego de cajera en un supermercado, luego en una pollería. Luego muchos otros. Ahora es auxiliar de enfermería en el Hospital Ramón y Cajal. Hasta hace unos meses, cuando salía de allí, empezaba su jornada limpiando casas. Ya no. Ahora solo va al hospital. Y, desde el 21 de octubre, tiene una vivienda pública de 52 metros cuadrados por la que debe pagar 370 euros al mes. Así será durante siete años. Luego podrá renovar cada tres. Vivienda pública, alquiler asequible, trabajo estable, vida digna.
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