Nick Cave y un Dios salvaje
El poder de la música siempre ha sido transportarte hacia adelante o hacia atrás en el carrete incierto de tu vida, pero con Nick Cave se pudo apreciar otro más oculto: la música puede llevarte al lugar exacto de un sentimiento desconocido
La última noche que pasé con Jaime dijo una frase que, rodeado de arbustos en un jardín impregnado de olor a jara, retumbó como si la pronunciase un ser venido de otro planeta: “Callad y mirad la belleza del cielo”. Jaime estaba sentado en una tumbona de una casa de campo, con una cerveza en la mano, observando el cielo estrellado de una noche de verano y se mostraba tranquilo, sereno, como aliviado de sus demonios. Semanas después, los demonios vencieron: murió de un cáncer que le habían diagnosticado tres años antes. Todos, incluido yo mismo, pensábamos que la enfermedad no acabaría nunca con él. Pero, una mañana de sábado, sonó el teléfono con la jodida frase: “Jaime se ha ido”.
¿Cuál es tu reacción?