Por qué depositar ropa usada en un contenedor de reciclaje no permite tener la conciencia tranquila
Greenpeace advierte en una investigación coincidiendo con el Black Friday que el consumo de moda rápida es “una bomba de relojería ambiental”. El sistema se mantiene gracias a los países del Sur Global, donde acaban las prendas que no queremos. En África, el 40% de la ropa usada termina en vertederos o quemada
Un pantalón pasa mucho menos tiempo en nuestro armario que en el vertedero de África donde puede terminar después de que lo dejemos en un contenedor, reconfortados por la idea de estar dándole una segunda vida. Muy probablemente, la prenda recorrerá miles de kilómetros, con la huella de carbono que ese viaje supone, y, debido a un sistema colapsado y descontrolado y a la mala calidad de sus materiales, tal vez nunca vuelva a usarse. Su ‘segunda vida’ será finalmente una montaña de basura en países del Sur Global o una contaminante hoguera al aire libre, donde acaba por ejemplo el 40% de la ropa que enviamos a África. Es la alarmante fotografía que traza Greenpeace coincidiendo con el Black Friday, en una investigación publicada este miércoles.
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