Prendas ajustadas o muy cortas: ¿por qué las pasarelas están regresando a una moda poco funcional?
Tras una década rendida a la ropa comercial, los desfiles rescatan todas esas piezas teatrales (e incómodas) de tiempos pasados. No es casual que esta vuelta atrás se solape con un receso del lujo, tampoco con un peligroso modelo de feminidad basado en la nostalgia
En las pasarelas otoño-invierno 2024-25 aparecieron, según el motor de búsqueda Tagwalk, 897 modelos con transparencias, 593 con minivestidos o minifaldas (micro, en la mayoría de los casos) y 226 encajadas en corsés. Los pantalones pitillo de cintura bajísima volvieron a hacer acto de presencia en firmas tan influyentes como Miu Miu o Balenciaga. Propuestas que contrastan con la defensa de la comodidad que se impuso con la llegada del athleisure y el street wear hace algo más de una década. Mientras, en las alfombras rojas de la última temporada de premios las celebridades presumían de atuendos cada vez más incómodos, una trayectoria que culminaba en las escalinatas del Metropolitan de Nueva York: Elle Fanning, Cardi B o Tyla necesitaron asistentes para algo tan corriente como subir las escaleras, mientras que otras como Sarah Jessica Parker o Taylor Russell no podían sentarse por los armazones de sus vestidos.
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