Refugiados en la universidad para volver a la vida
Solo un 7% de los desplazados forzosos logra acceder a la educación superior. Existen barreras y cargas emocionales que les frenan, pero una mayor sensibilización por parte de los centros públicos y privados, más becas y la motivación de estas personas de ayudar a otros que han estado en su posición está cambiando la fotografía
A las personas refugiadas que viven en España les cuesta más llegar a la universidad. Se enfrentan a lo que Annalisa Maitilasso, del departamento de Incidencia y Educación para la Ciudadanía Global del comité español de Acnur, llama barreras de acceso. Las hay asociadas a sus circunstancias: acumulan una carga emocional grande por haber tenido que abandonar a la fuerza su casa y su familia. Otras son imputables a los países de acogida: Maitilasso señala la importancia de tener en cuenta la diversidad de los refugiados, pues existe una tendencia a encaminarlos hacia una formación profesional básica o a cursos para cuidar a mayores o manipular alimentos sin contar con sus aspiraciones y titulaciones. También hay barreras formales: la homologación de los títulos obtenidos en sus países de origen resulta costosa y larga. Sumado a que algunos no manejan el idioma ni conocen la cultura… Todo esto sitúa la cifra de matriculación en estudios superiores de este colectivo a escala mundial en un 7%, según la Unesco.
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