Salvar a Mazón y a Feijóo, aun a costa de Europa
El filibusterismo del PP en Bruselas contra Ribera forma parte de una estrategia para tapar su responsabilidad en la gestión de la dana
Las grandes crisis sacan lo mejor y lo peor de cada país; de su ciudadanía y de su clase política. El pasado marzo se cumplieron 20 años del mayor bulo jamás contado en la joven democracia española: el 11-M de 2004, un atentado yihadista reventó varios trenes y causó 192 muertos en vísperas de unas elecciones generales. “Tengo la certeza de que ha sido ETA”, dijo el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, a varios directores de periódicos, incluido EL PAÍS. Después se armó toda una teoría de la conspiración totalmente ajena a la evidencia y a lo que acabó dictaminando la sentencia judicial. Todo para tapar una mentira política. No sirvió.
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