Un Cancún diferente al típico viaje de sol, playa y fiesta
Meditar en cuevas subterráneas como hacían los mayas, dejarse llevar por un canal en la reserva de la biosfera Sian Ka´an o celebrar la ceremonia del temazcal. En la era de la hiperestimulación, una de las tendencias viajeras es el silencio y la desconexión, y en este conocido rincón de México también es posible
Llegar al aeropuerto de Cancún y que te reciban con un tequilazo y unos mariachis es lo normal. Lo siguiente es el sol y la playa; y de noche, la fiesta. Un hotel todo incluido con un menú internacional correcto pero no sensacional. Hasta aquí las expectativas que solía tener de este destino mexicano. Pero el reto de esta estancia en Cancún —para ser justos, en todo el Estado de Quintana Roo—, es hacer turismo de salud y retiro de bienestar. Beber poco alcohol o nada. Alimentarse de comida kilómetro cero, de ceviche fresco (con poco picante). Intentar la desconexión digital y abrazar la naturaleza, caminar por la arena o por la selva baja de este Estado, visitar cuevas subterráneas y vivir la parte más espiritual y sana de la cultura maya.
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