Un siglo después de su desaparición, salen a la luz los restos de Andrew Irvine, protagonista del misterio más apasionante de la historia del alpinismo
Un equipo de National Geographic encuentra, a los pies de la cara norte del Everest, una bota y el pie del alpinista que murió en 1924 junto a George Mallory
Un siglo después de su desaparición, el 8 de junio de 1924, los restos de Andrew Comyn Irvine, los más buscados y deseados de la historia del alpinismo, podrían haber aparecido justo donde nadie los había ido a buscar, zanjando una pequeña parte del bellísimo misterio romántico que rodea a su figura y a la de su compañero George Mallory. Han sido 100 años de búsqueda para tratar de descubrir si ambos alpinistas ingleses lograron alcanzar la cima del Everest antes de perecer. Para dilucidar en qué circunstancias perdieron la vida. Una bota de cuero claveteada, un pie en su interior y un calcetín con una etiqueta cosida que revela las iniciales y el apellido de su dueño, A. C. Irvine, fueron halladas el pasado mes de septiembre por un equipo de National Geographic liderado por el alpinista y cineasta Jimmy Chin a los pies de la cara norte del Everest, en el glaciar central de Rongbuk.
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