Una burbuja italiana en Albania donde los migrantes se hacen invisibles
Los primeros deportados llegan al campo de internamiento de Gjadër, una auténtica prisión de donde solo podrán salir para ir a su país o a Italia, desenlace que marcará el éxito o fracaso del plan de Meloni
Los 16 migrantes ―10 bangladesíes y seis egipcios― que desembarcaron el miércoles a primera hora en Albania de la nave militar italiana Libra miraban a su alrededor desubicados y perplejos ante el despliegue de fuerzas de seguridad que se realizaba para ellos: unos 70 miembros de la tripulación, medio centenar de funcionarios en tierra, un viaje estimado en 18.000 euros de pasaje para cada uno de ellos. Cuando dejaron sus casas rumbo a lo desconocido, seguramente nunca pensarían que saldrían en la tele, ni que acabarían en Shengjin, una especie de pequeño Torremolinos albanés.
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