¿El final de un sueño?
El barómetro de octubre 40dB. para EL PAÍS y Cadena SER muestra que la opinión pública está moviéndose hacia posiciones menos amables hacia los inmigrantes
Desde que la democracia echó a andar, España ha destacado por ser un país abierto, solidario y tolerante, casi un país de ensueño. Los ciudadanos han sido propensos a ponerse en la piel de los demás: en la de los más vulnerables, en la del colectivo LGTBIQ+ y, por supuesto, en la de los inmigrantes. Hace tan solo tres años, un Eurobarómetro nos situaba muy encima de la media europea cuando se preguntaba a la ciudadanía si se sentía cómoda con un inmigrante como amigo/a, compañero/a de trabajo, vecino/a o miembro de la familia: el 89% decía que sí, mientras que en el conjunto de europeos/as el porcentaje bajaba al 64%.
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