Las lecciones contra incendios que siguen pendientes en Portugal
Las víctimas del peor siniestro forestal, ocurrido en el país en 2017, lamentan que las medidas preventivas sigan sin llevarse a la práctica
El martes pasado, mientras se dirigían a combatir el incendio declarado en la aldea de Tábua (Portugal), las llamas se apoderaron del coche en el que viajaban los bomberos voluntarios Sónia Cláudia Melo, Susana Cristina Carvalho y Paulo Jorge Santos. Este sábado fueron enterrados rodeados de autoridades circunspectas, compañeros llorosos y anuncios de honores en Vila Nova de Oliveirinha. Si alguien puede saber lo que vivieron antes de morir es Rui Rosinha, el bombero que sobrevivió al infierno en Pedrogão Grande en 2017. Las imágenes de estos días, con la desesperación de vecinos, el heroísmo de los equipos contra incendios y las críticas de alcaldes, han reactivado en Rosinha todo el espanto que sufrió. Hasta el extremo de que prefiere no hablar.
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