Las mujeres pasan a la resistencia
La revancha tiene muchas causas. Pero viene modelada por un antifeminismo declarado y sin disimulos
Lo que parecía depender de una moneda al aire era en realidad una corriente de fondo. En el discurso de proclamación de su victoria, Trump ha tirado este miércoles de sus habituales excesos retóricos —”hemos hecho historia”— y se presenta como el líder de un movimiento que el mundo nunca, jamás, había tenido antes. Hoy lo vemos de nuevo. Trump no ha dirigido una campaña política, sino un movimiento de masas, sabiendo perfectamente lo que esto conlleva: la naturaleza esencial de la lealtad de sus seguidores. Estas elecciones son un nuevo episodio en la expresión de la ira del hombre del subsuelo, ese perdedor de alma oscura que desde 2020 sueña encarecidamente con su venganza.
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