No se meta en mi tierra: la batalla a cara de perro por las lindes
El coste de las disputas por las fronteras entre fincas alcanza los 312 millones de euros anuales
Hace dos años, dos vecinos del pueblo gallego de Cangas de Morrazo se enfrascaron en un pleito para levantar de nuevo el muro que separaba sus propiedades y que, con el paso del tiempo, se había caído. Las fincas en cuestión no tenían gran valor, pero sus propietarios acudieron con abogados y perito a delimitar la zona. “El experto dibujó una línea con un espray rojo sobre la base de la documentación que se pudo recopilar”, recuerda Cristina Estévez, letrada de la Administración de Justicia que llevó el asunto. Pero entonces los vecinos se pelearon por el punto exacto desde dónde debía construirse la tapia, si desde el centro de la raya o desde un lateral. La línea tenía un grosor de unos cinco centímetros.
Valencia: las consecuencias de la dana
Un ejemplo de conflictividad a medio plazo por los lindes de las propiedades, apunta Luis Manuel Benavides, del Colegio de Registradores, será el que surgirá por las inundaciones provocadas por la dana en Valencia. En los desastres naturales, como ya ocurrió con la erupción del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, pueden esfumarse los elementos físicos definitorios de las fincas. Lo que nunca desaparecen, asegura Benavides, “son las coordenadas gráficas que definen los linderos o límites, especialmente si estas constan inscritas en el registro de la propiedad. Lo jurídico y lo gráfico queda unido y protegido”.
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