Vivimos peor que nuestros padres (y mejor que nuestras madres)
Parece innegable que vivimos peor que el estereotipo de envidiables ‘boomers’ asentados en la calma y la seguridad que otorgan los contratos indefinidos, las vidas estables y los privilegios patriarcales. Pero, ¿y las madres? ¿Viven las ‘millenials’ peor que sus madres?
Es oficial: afirmar que “vivimos peor que nuestros padres” se ha convertido en un mantra generacional. Lo dicen informes financiados por entidades bancarias, versos de temazos punk, novelas de nostalgia selectiva y colegas de cañas un domingo al mediodía. Es ya casi el lema de una desesperanza que aboca al inmovilismo: se nos estancó el ascensor social (si es que alguna vez existió, aunque eso es otro tema), así que asumámoslo y a hacer de tripas corazón, mejor, cuanto antes. Parece innegable que vivimos peor que el estereotipo de envidiables ‘boomers’ asentados en la calma y la seguridad que otorgan los contratos indefinidos, las vidas estables y los privilegios patriarcales. Pero, ¿y las madres? ¿Viven las millenials peor que sus madres?
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