Las Ideas
Las democracias no deben aparcar sus inquietudes. Mejor llenar las plazas para hablar de una cultura que convierta las quejas en la imaginación de un futuro mejor
Esta semana pasada se celebró en Madrid el Festival de las Ideas. Los organizadores, el Círculo de Bellas Artes y La Fábrica, consiguieron llenar de público no sólo los salones de actos, sino también la plaza de España. Tuve la suerte de conversar allí con Raquel Lanseros y María José Bruña sobre poesía, sobre todo lo que cabe en las palabras. En la palabra plaza, por ejemplo, cabe la obsesión por los aparcamientos, el deseo de hacer negocio con un parking, aunque haya que talar los árboles del barrio. Y cabe también una corrida de toros, una lucha entre la vida y la muerte con vehemencia de identidades y pases de pecho. El Festival de las Ideas quiso hacer de la plaza de España un ágora para conversar sobre los peligros de un mundo sin valores, las sociedades que revuelven sus emociones contra la democracia y las fobias que provoca una promesa incumplida en el tiempo gris del malestar.
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