Las comparecencias de los candidatos abre la pugna entre progresistas y conservadores para hacerse con los puestos clave en el Supremo
La magistrada Ana Ferrer, que aspira a suceder a Marchena en la Sala Penal, propone medidas para ganar en “transparencia” y la “apariencia de imparcialidad”
Los aspirantes a presidir cuatro de las cinco salas del Tribunal Supremo han defendido este martes su candidatura ante la comisión de calificación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Esta cita ha servido para escenificar la carrera abierta para estos nombramientos, los primeros que afronta el nuevo CGPJ tras su renovación en julio pasado y que ponen en liza cuatro plazas claves del alto tribunal. La atención se centra especialmente en dos: las presidencias de la Sala de lo Penal, la que investiga y juzga a los aforados y tiene la última palabra sobre todos los casos de corrupción; y la de lo Contencioso-Administrativo, la encargada de dirimir los recursos que afectan a decisiones del Gobierno. Las fuentes del CGPJ consultadas auguran una negociación complicada para ambos puestos, en los que conservadores y progresistas apoyan, de inicio, a diferentes candidatos.
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